La Poderosa


Aparición con vida y castigo a los culpables by Pablo Lisotto
30 septiembre 2006, 7:46 pm
Filed under: Un día más sin Julio López

Hubiéramos preferido nunca crear esta sección. Pero a Jorge Julio López lo desaparecieron, por segunda vez en su vida, y no aparece.

Desde La Poderosa, creemos que su aparición con vida debe ser una prioridad para el gobierno y una exigencia de todos, no sólo de los organismos de Derechos Humanos.

Al dolor de la desaparición de López, se suma el de la aparición del miedo, del terror, de prácticas que pensábamos que ya no se repetirían y, fundamentalmente, de un enemigo para toda sociedad que pretenda ser más justa: la indiferencia.

Nos duele que López no esté presente en todos lados, todo el tiempo. Pero eso –en parte- también depende de nosotros, de cada uno de nosotros. Por eso este espacio, para pedir que López aparezca ya, y para exigir que se juzgue a todos los culpables. Esa es la única manera de garantizar que, de verdad, NUNCA MÁS haya un desaparecido.



Esto no es fútbol de Primera, esto es fútbol callejero by Pablo Lisotto
28 septiembre 2006, 3:37 pm
Filed under: La Poderosa en Buenos Aires

Verde, sol, fútbol callejero, murga, percusión… Todo esto, para ser breve, hubo el sábado 9 de septiembre. Eso, para no abundar, tuvo la segunda jornada de la Liga de Fútbol Callejero, llevada a cabo en el polideportivo de Defensores del Chaco, en Moreno. De aquello, y no sólo de aquello, disfrutaron los treinta chicos de Barracas -y cientos de otros barrios de Capital y de Buenos Aires- que se entusiasmaron con la propuesta y, por su cantidad, sorprendieron a la organización, que sólo tenía anotados a dos equipos de Zavaleta y la villa 21, de diez jugadores cada uno. Para el imprevisto tercer equipo, se armó, sobre el final del día, un amistoso con(tra) otra organización.

Así, todos los que viajaron -en el micro que por primera vez se consiguió de manera absolutamente gratuita- pudieron compartir un espacio junto a chicos conocidos y desconocidos. Y todos, conocidos y desconocidos, tiraron primero para el mismo lado con el fin de consensuar las reglas específicas de cada partido. Después, se enfrentaron en la cancha y fueron consecuentes con lo que ellos mismos habían establecido. Y, por fin, volvieron a dialogar para analizar los goles, el juego, el compañerismo, el respeto y la solidaridad dentro del campo de juego.

¿Los resultados? Ah, sí. Ganaron… Ganaron todos.